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Foto del escritorLic. Sofia Gerk

Una aproximación a la ruta turística de los descendientes de alemanes del Volga. Un viaje gastronómico y cultural


El legado cultural de los países se apoya en sus activos tangibles e intangibles, así como en la abundancia global de sus tradiciones, que abarcan las artes escénicas, la artesanía, las festividades, los rituales, la gastronomía, las formas de hacer, entre otros aspectos.


El encuentro cultural que surge entre diferentes territorios fomenta el diálogo, la comprensión y la colaboración entre diversas comunidades y grupos sociales.

En este sentido, las rutas turísticas se presentan como herramientas esenciales para la promoción de este legado, actuando como medio las cuales  permiten conectar y difundir la diversidad cultural a lo largo del territorio. Esto permite crear conceptos donde el patrimonio cultural fortalece a las comunidades, y al mismo tiempo estimula permeabilidad de las fronteras.


Si nos adentramos a las vastas llanuras argentinas, nos encontraremos con una historia de migración y arraigo que se teje en los pueblos y ciudades que albergan a los descendientes de alemanes del Volga.


Estos colonos, llegados en el siglo XIX, trajeron consigo su tenacidad y espíritu emprendedor; baúles con instrumentos, recetas orales, ritmo en la labranza y ritmos de polka. Junto con ello, la creatividad para convertir tres ingredientes en un plato para toda la familia, forjando una tradición culinaria.


Para ubicarnos en tiempo y espacio, debemos imaginar las tierras bañadas por el río Volga en Rusia, donde numerosos descendientes de Alemania se instalaron allí forjando una comunidad próspera, con su lengua, sus creencias religiosas y la familia como núcleo ordenador. 


La región que les dio cobijo durante casi un siglo fue la de Saratov y sus alrededores, pero a finales del siglo XIX y principios del XX, el viento de la historia cambió su rumbo. Motivados por transformaciones en Rusia y un ambiente hostil en ascenso, numerosos alemanes del Volga debieron emprender un viaje lejos de su hogar ancestral. 


Sus pasos los llevaron a tierras lejanas como Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina, donde sembraron las semillas de su cultura, contribuyendo así a la diversidad y riqueza de estas naciones.



A partir de esto, ¿Podemos imaginar una ruta turística que articule Argentina y Brasil, con el patrimonio cultural de los descendientes de alemanes del Volga como eje ordenador? ¿La creación de una ruta cultural, puede resultar como estímulo para fortalecer la preservación y valorización del patrimonio cultural y garantizar un turismo sostenible a largo plazo?


En Argentina, varios pueblos con descendencia de alemanes del Volga han emergido como destinos turísticos destacados dentro de sus respectivos partidos. Muchos de estos pueblos han adoptado la perspectiva del turismo de base comunitaria, lo que les ha permitido posicionar sus festividades populares, centradas en su gastronomía típica y expresiones artísticas, como eventos destacados en el calendario turístico de sus provincias.



Estos pueblos valorizan su herencia alemana a través de sus festividades religiosas y fechas conmemorativas, pero también han logrado impulsar sus economías locales a partir de la actividad turística. Los turistas y visitantes, atraídos por la oferta cultural, buscan nuevas experiencias que les permitan un contacto cercano con los habitantes locales, sus tradiciones, su cocina y el ambiente tranquilo que los rodea.


En ciertos casos, la promoción y salvaguarda de su patrimonio cultural ha motivado a los jóvenes de estas familias a conectarse con su historia y tradiciones.

Estos jóvenes se han convertido en impulsores de importantes iniciativas, fortaleciendo así el sentido de identidad y pertenencia en las nuevas generaciones.



Si visualizamos un mapa de Argentina trazado por la Ruta de los descendientes de alemanes del Volga, cada plato, cada danza típica, cada festividad en honor a sus tradiciones, representa mucho más que simples expresiones culturales, son testimonios vivientes de una historia de superación y resiliencia. Constituyen la manifestación de una identidad en constante renovación y enriquecimiento generacional, manteniendo viva la esencia de una herencia que, lejos de desvanecerse, resplandece y se siente en cada rincón del país donde los descendientes de los alemanes del Volga han establecido sus raíces, preservando una herencia cultural única.



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