top of page
Foto del escritorLic. Eliana Armas

El detrás de los kilómetros: Turismo, alimentos, artesanías y producción


¿Alguna vez te preguntaste, cuántos kilómetros recorre la mermelada y budines de tu desayuno, o la decoración de la recepción de un hotel? ¿Los productos de la feria municipal, o aquellos que compramos como recuerdo para regalar? ¿Y las verduras que se utilizan en los platos del restaurante, o incluso los mismos platos o la vajilla en general?



Haciendo un cálculo rápido, las mermeladas que conseguimos en el supermercado por ejemplo, si estás en San Salvador de Jujuy y compras la que viene de Arroyito - Córdoba aproximadamente serían -sin escalas- 950 km recorridos.

En las ferias de artesanías, donde compramos recuerdos y regalos, a veces podemos encontrar algún que otro producto “Made in cualquier otro país”, por supuesto que no siempre es así, pero sucede.

Por su parte, las verduras recorren muchos kilómetros. Se trasladan desde donde se producen a un centro de acopio o a un mercado concentrador y desde allí en otro transporte hacia el local de venta. ¿Sabías que algunas bananas que consumimos vienen de Ecuador? No me atrevo a calcular esos kilómetros recorridos.


Podríamos decir que es un tanto excesiva la cantidad de kilómetros que viajan algunos productos. Ahora bien, ¿por qué es importante conocer el kilometraje que recorren? ¿Y qué tiene que ver el turismo en todo esto?


Bueno, adquirir productos con un gran kilometraje tiene impactos ambientales, económicos y sociales. Mientras que, si adquirimos productos de bajo kilometraje también, sólo que en este último caso, impactos positivos. El turismo, por su parte, como actividad socioeconómica que repercute en el medio ambiente (al igual que toda actividad humana), puede contribuir aún más con estos efectos positivos.


Entonces, ¿qué pasaría si potenciamos los productos de cercanía?

Los productos cercanos, o de proximidad se comercializan en un entorno inmediato, a pocos kilómetros de la zona en la que fueron producidos y de donde van a ser consumidos. Seamos abarcativos en esto y pensemos en lo identitario de nuestro lugar, ya sea alimentos -frutas, verduras, lácteos, conservas, panificados, etc.- hasta artículos de decoración, artesanías, cuadros, vajilla, entre muchos otros.


Si de impactos ambientales hablamos, acortar la distancia entre el productor y el consumidor tiene efectos directos en la reducción de emisión de gases de efecto invernadero -por el transporte- implicados en el cambio climático, es decir, que contribuye a disminuir la huella de carbono.

En el caso de las frutas y verduras, cosechadas de forma artesanal por pequeños productores o cooperativas de la zona, son de estación o de temporada, lo que permite un ahorro en los costos de producción, ya que se limita el uso de agua y energía, además de no requerir procesos de lavado y envasado, disminuyendo así la proliferación de basura.



En cuanto a los impactos económicos, la compra local/regional a los pequeños y medianos productores y artesanos beneficia por un lado, al desarrollo económico de cada uno, asegurándoles ingresos más altos y modificando su economía al 100%, lo favorece por otro lado, al desarrollo económico de cada ciudad o pueblo en general.

Mejora significativamente la participación de estos actores de forma sostenible, favoreciendo la creación de nuevos puestos de trabajo que contribuyen al arraigo. Asimismo, le garantiza al productor un pago justo por su trabajo y le facilita el acceso a un canal comercial que de otra forma no tendría debido a su pequeña escala de producción.

Por último, y no por ello menos importante, tenemos los impactos sociales, o bien socioculturales. Los productos de proximidad dan importancia a la tradición ya que, cuando los adquirimos ayudamos a fortalecer la identidad local, a conservar las tradiciones y la cultura. Permiten al consumidor la oportunidad de conocer los productos de su entorno, los productos autóctonos y tener un conocimiento más directo de los procesos de producción sabiendo que, en el mismo acto de compra, está ayudando a la preservación del medio ambiente y la economía local.


Cuán importante es incorporar a estos actores locales con sus productos en las prestaciones turísticas, en las cadenas de valor de los productos turísticos, no sólo para ofrecer algo mucho más auténtico sino también, porque contribuye al desarrollo de los territorios, y por ende, a mejorar la calidad de vida de las comunidades anfitrionas ¿y no es ese acaso el objetivo del turismo?


Desde el sector privado, es fundamental tejer redes entre productores y prestadores turísticos para fortalecer el vínculo y co-crear experiencias turísticas en conjunto, como valor diferencial de la experiencia turística, donde cooperativas, pequeños productores, artesanos o artistas encuentren un lugar, una vidriera o un escenario.



Para que lo anterior sea posible, es necesario que desde el sector público se adopten esquemas de acompañamiento para su inclusión en el sistema, ya sean marcos legales para generar las condiciones necesarias para la producción artesanal y la oportunidad de formalización. A su vez, fomentar el “compre local” a través de marcos normativos y fiscales que permitan incentivar la creación de experiencias turísticas que incluyan a la producción de bienes y servicios locales.


Estas últimas líneas son una muestra de que la capacidad de desarrollo de un territorio está directamente relacionada con la voluntad de los diferentes actores para establecer relaciones entre ellos, comprometiéndose de forma conjunta y coordinada en la mejora de las condiciones y oportunidades que se generan en el territorio y para el territorio.


En pocas palabras, no es sostenible social, económica ni ambientalmente adquirir productos o servicios que recorren cientos de kilómetros para ser consumidos. Pero con seguridad, valorar y apostar por aquellos que son cercanos y próximos, genera empleo local, colabora con el medio ambiente, ayuda al desarrollo sostenible de la comunidad, del territorio.


La cercanía nos sensibiliza, nos mantiene cercanos a otros, nos motiva a revalorizar lo próximo. Busquemos en los rincones de nuestra comunidad aquellos productos elaborados con las manos de nuestros vecinos y vecinas. Detrás de cada uno de ellos, hay familias, emprendedores, vivencias, momentos de incertidumbre que se pueden transformar en alegrías, historias que buscan ser contadas, identidades que quieren reflejarse en un frasco de miel, en un tejido. Cerca nuestro, artesanos y artesanas de nuestra tierra, acá nomás, a pocos kilómetros.


374 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page